Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 4 de septiembre de 2017
QUE EL FUEGO NO SE APAGUE
Levítico 6:13
"El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará"
Mantengamos el altar de la oración privada ardiendo. Esta es la vida misma de toda piedad. El santuario y los altares familiares toman prestado sus fuegos aquí, pues es en la relación privada con Dios que se ganan batallas. La devoción secreta es la misma esencia, evidencia y barómetro de la vida espiritual verdadera.
Quema aquí la grasa de tus sacrificios. La oración eficaz puede mucho. ¿No tienes nada por qué orar? Sugerimos la Iglesia, el ministerio, tu propia alma, tus hijos, tus parientes, tus vecinos, tu país, la causa de Dios y la verdad en todo el mundo. Examinémonos sobre esta importante cuestión. ¿Nos comprometemos con tibieza en la devoción privada? ¿El fuego de la devoción ya no arde en nuestros corazones? ¿Las ruedas del carro se arrastran pesadamente? Si es así, hagamos lo posible por apartarnos de este signo de decadencia. Porque si este fuego de Dios fuese sofocado bajo las cenizas de una conformidad mundana, atenuará el fuego en el altar familiar y disminuirá nuestra influencia tanto en la Iglesia como en el mundo.
El texto también se aplicará al altar del corazón. Este es un altar de oro. Dios ama ver los corazones de su pueblo brillando hacia sí mismo. Demos a Dios nuestros corazones, todos llenos de amor, y busquemos su gracia, para que el fuego nunca se apague. Porque no se quemará si el Señor no lo quema. Muchos enemigos intentarán extinguirla, pero si la mano invisible detrás de la pared vierte sobre ella el aceite sagrado, arderá cada vez más alto.
Usemos textos de la Escritura como combustible para el fuego de nuestro corazón, son carbones vivos. Leamos y practiquemos la Palabra, pero sobre todo, tengamos siempre intimidad con Dios.
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