Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 21 de abril de 2018
BENDECID SU NOMBRE
Salmos 100:4
"Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre."
Nuestro Señor tendría a todo su pueblo rico en pensamientos elevados y felices con respecto a su persona bendita. Jesús no está contento de que sus hermanos piensen mal de Él; es su placer que sus amados estén encantados con su belleza. No debemos considerarlo como algo rutinario, como el pan y el agua, sino como un manjar lujoso, como una delicia rara y deslumbrante. Para este fin, se ha revelado como la "perla de gran precio" en su incomparable belleza, como el "haz de mirra" en su refrescante fragancia, como la "rosa de Sharon" en su perfume duradero, como el "lirio" en su impecable pureza.
Como una ayuda para elevar los pensamientos de Cristo, recuerda la estimación de que Cristo tuvo más allá de los cielos, donde las cosas se miden según el estándar correcto. Piensa en cómo Dios estima al Unigénito, en su don indescriptible para nosotros. Considera lo que los ángeles piensan de Él, ya que consideran que es su más alto honor velar sus caras a sus pies. Considera lo que piensan con respecto a la sangre en Él, ya que día y noche cantan sus bien merecidas alabanzas. Los pensamientos elevados de Cristo nos permitirán actuar coherentemente con nuestras relaciones con Él.
Cuanto más humildes somos cuando nos inclinamos ante el pie del trono, más verdaderamente estaremos preparados para actuar de nuestra parte para con Él. Nuestro Señor Jesús desea que pensemos bien de Él, para que podamos someternos alegremente a su autoridad. Los altos pensamientos sobre Él aumentan nuestro amor. El amor y la estima van de la mano. Por lo tanto, creyente, piensa mucho en las excelencias de tu Maestro. ¡Estúdialo en su gloria, antes de tomar su naturaleza! ¡Piensa en el poderoso amor que lo sacó de su trono para morir en la cruz! ¡Admíralo mientras Él conquista todos los poderes del infierno! ¡Míralo resucitado, coronado, glorificado!
Inclínate ante Él como el Admirable, el Consejero, el Dios poderoso, porque así será su amor para el que lo reconozca y lo ame.
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