martes, 10 de diciembre de 2013

LA GALERÍA DE LA FE: JACOB




Hebreos 11:21
"Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón."


En el libro de Génesis encontraremos a partir del capítulo 28, la vida de Jacob (Israel) y sus hijos. Pero nos detendremos a estudiar el versículo por el que se encuentra en el capítulo 11 de Hebreos.

Vemos a un Jacob ya cansado, a punto de morir, sin fuerzas pero contento por la oportunidad que Dios le dio de ver no sólo a su amado hijo José, sino a los hijos de éste. 

Génesis 48:1-2
"
Poco tiempo después le informaron a José que su padre estaba enfermo. Entonces fue a visitarlo y llevó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín. Cuando le avisaron a Jacob que su hijo venía a verlo, hizo un esfuerzo, se sentó en la cama
y le dijo a José..."

Ya estaba en cama, ya no le quedaban fuerzas. Posiblemente ya escuchaba que a su alrededor se hablaba de cuánto tiempo le quedaba de vida. Sin embargo, hizo un esfuerzo y adoró a Dios. ¿Cómo? Contando las maravillas que el Señor había hecho durante toda su vida. En ese momento, transmitió su legado, su fe a los hijos de José. Las que serían 2 tribus de Israel.

Al hacer la oración por sus nietos

Génesis 48:15-16 
Y los bendijo con estas palabras:
"«Que el Dios en cuya presencia
    caminaron mis padres, Abraham e Isaac,
el Dios que me ha guiado
    desde el día en que nací hasta hoy,
el ángel que me ha rescatado de todo mal,
    bendiga a estos jóvenes.
Que por medio de ellos sea recordado
    mi nombre y el de mis padres, Abraham e Isaac.
Que crezcan y se multipliquen
    sobre la tierra.»"

Jacob habla de su experiencia personal con Dios. No habla de lo que le tocó sufrir porque su hermano Esaú lo odiaba. No habla del engaño que sufrió a manos de su suegro Labán al hacerlo trabajar 7 años más por su esposa Raquel. No se pone a quejarse sobre que el día que nació Benjamín su esposa murió. O la ingratitud de sus hijos en contra de José al venderlo y hacerle creer que había sido devorado por una fiera. No habla del dolor que sintió cuando abusaron de su hija Dina.

No. Se enfoca en algo más grande. Tiene claro que aún en medio de esas situaciones muy difíciles, situaciones que quizás a alguno de nosotros nos hagan dudar de seguir adelante, siempre hubo un Dios que lo guió. Un Dios que envió su ángel a rescatarlo de todo mal. 

Esa actitud de agradecimiento en medio de una vida difícil y llena de dificultades y problemas es digno de ser imitado, y por supuesto que Dios lo toma muy en cuenta. Jacob-Israel llegaría a ser el padre del pueblo de Dios. No por los méritos de Jacob, ya que vemos que tendía a hacer trampa, a suplantar. Lo hizo con los derechos de primogenitura, lo hizo con la bendición de su padre, lo hizo al hacer negocios con las ovejas de su suegro Labán. No fue por méritos propios. Fue porque aún en medio de cada situación difícil, no hizo más que adorar a Dios, hablar de Él, pedirle dirección y sobre todo, reconocer su presencia y su voluntad en cada circunstancia.

Anhelemos ser agradecidos como Jacob, que desde hoy y hasta el momento donde Dios nos llame a su presencia hablemos de las maravillas que Dios ha hecho. Que en los momentos donde ya no nos queden fuerzas hablemos de que Dios es suficiente para librarnos de todo mal.

Empecemos hoy. Hablemos más de Dios. Quejémonos menos. Dios toma eso en cuenta y las recompensas son eternas.

Oración: Señor Dios Todopoderoso, te doy gracias por tu presencia en mi vida. Perdóname si no me enfoco en las bendiciones que me das, sino en lo que me hace falta. Hoy, quiero ser como Jacob, que aún en los momentos donde ya no hay más fuerzas, nunca dejaba de hablar de tí. Sé que Tú conmigo somos mayoría y que cada palabra que diga sobre tí no es en vano. Ayúdame a reconocerte aún en los momentos de prueba o escasez. Nada de lo que hay en esta tierra pueden quitar el gozo de disfrutar la vida eterna contigo. En el nombre de Jesús te lo pido. Amén.

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