jueves, 12 de diciembre de 2013

LA GALERÍA DE LA FE: MOISÉS



Hebreos 11:24-28 "Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. 
Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible.
"

Hay demasiado que decir acerca de este siervo de Dios. Es un ejemplo de que Dios nos ha escogido aún desde antes de nacer. Su sobrevivencia fue un milagro: Nacido en medio de una época en donde se mataban a los bebés varones, Dios permite un milagro al ser rescatado por la misma hija del faraón. Desde su juventud, se identificó con sus raíces, con su pueblo. No precisamente haciendo lo correcto (matando a un egipcio al ver que maltrataba a un israelita), pero no olvidó de dónde venía. Puede que dentro de nosotros exista una inquietud, un deseo por cambiar algo. Debemos identificarlo y entregarlo a Dios para que nos use. Acá se ve muy clara la diferencia: Cuando Moisés intentó desarrollar su plan "libertador" por su cuenta, se encontró cometiendo homicidio. Cuando lo intentó de la mano de Dios, lideró la liberación de un pueblo de más de 600,000 personas y el Señor se encargó de poner a los enemigos debajo del mar.

Todos nosotros tenemos un llamado. Un plan que está diseñado específicamente para nosotros. Desde antes de nacer, estamos llamados a hacer algo. Si lo intentamos hacer por nuestra cuenta, es MUY probable que lo hagamos mal. Nos convencemos de que "el fin justifica los medios" y creemos que podemos pasar por encima de cualquiera por el simple hecho de que se interpone entre nuestros sueños. Pero cuando tomamos ese propósito y lo ponemos en las manos de Dios, Él se encargará de hacer lo más difícil. Moisés hizo su parte, y una parte muy complicada. No podía hablar bien, y tuvo que presentarse ante faraón. Tuvo que hablar a todo un pueblo, y muchas veces lidiar con él como si fueran sus hijos. Se desesperó por momentos, pero sabía a quién estaba sirviendo realmente. 

Quizás por momentos te sientas abrumado y desesperado. Quizás sientas que la carga es muy pesada para tí, pero Dios te puso en ese lugar con un propósito, ten por seguro que si sigues su dirección cantarás un himno de victoria al llegar al otro lado del mar. Moisés y todo el pueblo no se movían de un lugar si la nube o la columna de fuego no se movían. Algo que impacta es la última parte de la cita que da lugar a este estudio "se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible", y es lo que te exhortamos a hacer. ¡Mantente firme! Dios está contigo y te ayudará a pasar ese Mar Rojo. Hay un himno muy precioso que se llama "Himno de Victoria" y está basado en el cántico de Moisés luego de pasar el Mar. Dice así:

"Él es el hombre que tuvo poder de andar sobre el mar,
quien es el que puede hacer el mar callar.

Y en el momento que la tempestad te quiera hundir,
Él viene con toda autoridad y manda a calmar.

Él es el hombre que tuvo poder de hacer a Israel.

caminar por entre las aguas del Mar Rojo.
Hizo un camino en medio del mar, 
para el pueblo de Israel pasar, 
al otro lado con sus pies secos pudieron cantar el himno de victoria.

Cuando tú estés frente al mar 

y lo tengas que atravesar 
llama a ese hombre con fe 
sólo Él abre el mar.

Hermano no tengas temor 
si detras viene faraón,
al otro lado tú pasarás 
y allí tú vas a entonar 
el himno de victoria.

Cada vez que el Mar Rojo tú tengas que pasar 

llama siempre a ese hombre que te va a ayudar, 
en la hora más difícil es cuando Él te ve,
llama siempre a ese hombre que tiene el poder.

Si tu pasas por el fuego no te vas a quemar, 
y si pasas por las aguas no te ahogarás, 
pasa todo Israel que el mar atravesó, 
¡Y en el nombre del Señor el himno de victoria del otro lado cantó!"

Oración: Señor, pongo en tus manos el propósito por el cual fui creado. Como Moisés, quiero ser tu amigo, tu siervo, tu instrumento para vencer cualquier obstáculo. Sé que puedo cruzar el mar con tu ayuda. Sé que puedo hacer del himno de victoria mi canción de triunfo contigo. ¡Ayúdame, dame las fuerzas y en tu nombre haré lo que me hayas mandado a hacer!


Así Sea Señor.

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