LA GALERÍA DE LA FE: JEFTÉ

Hebreos 11:32
"¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas."

La historia de Jefté no es precisamente de las más conocidas en nuestro tiempo. Su papá ya tenía una familia y cuando se unió con una prostituta, nació Jefté. Sus hermanos lo echaron cuando crecieron y le dijeron que no tendría parte en la herencia, porque era hijo de otra mujer. Él se fue y se juntó con hombres "sin escrúpulos" que salían con él a cometer todo tipo de fechorías. 

La historia completa se encuentra en Jueces 11. Es uno de los tantos casos de vidas que se están destruyendo cuando no existe una relación con Dios en una familia. Pero también es una historia inspiradora de lo que Dios puede hacer en nuestra vida cuando Él llega a transformarla. Dios decide que el pueblo lo elija a él como caudillo o "juez" y que luche contra los pueblos enemigos de Israel. 

Dice la Biblia en Jueces 11:29 que cuando Jefté acepta ir a la batalla, es poseído por el Espíritu del Señor. Recordemos que en el Antiguo Testamento el Espíritu de Dios descendía en situaciones específicas, sobre personajes específicos. Gracias a nuestro Señor Jesús, ahora tenemos libre acceso y el Espíritu de Dios mora permanentemente en la vida de aquellos que creemos en Dios. Pero siguiendo con Jefté, el ímpetu que tenía por vencer en el nombre del Señor, hizo que le hiciera un juramento solemne a Dios: "Si verdaderamente entregas a los amonitas en mis manos, quien salga primero de la puerta de mi casa a recibirme, será del Señor." Esto está en Jueces 11:31.

Resultó que quien lo salió a recibir fue su única hija. Jefté no tenía otros hijos. Ahora él se encontraba en un problema. Debía cumplirle a Dios. Y lo hizo, él realmente no pensó en las consecuencias de sus palabras, pero como siempre, Dios nos deja una tremenda lección en labios de la hija, quien le dice a su padre:

Jueces 11:36 "—Padre mío —replicó ella—, le has dado tu palabra al Señor. Haz conmigo conforme a tu juramento, ya que el Señor te ha vengado de tus enemigos, los amonitas."

La hija de Jefté es dedicada al Señor. Nunca conoció varón tal como nos lo muestra Jueces 11:39. Vemos otros casos similares de padres que hacen votos al Señor y ofrecen a sus hijos para ser dedicados a Él. De esas situaciones han salido hombres temerosos de Dios, siervos del Altísimo como Samuel, Sansón, Juan el Bautista, etc. El Señor transformó totalmente la vida de Jefté y la de su familia. De ser marginado, excluido, menospreciado, sin familia, pasó a ser un ejemplo de fe, aún cuando quizás habló sin pensar. A pesar de todo eso, le cumplió al Señor. 

Eclesiastés 5:4-5 "Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus votos:

                    Vale más no hacer votos

                 que hacerlos y no cumplirlos."

En conclusión, aprendamos de Jefté que a pesar de que quizás le dolió haber perdido a su hija para dedicarla al Señor, no tener descendencia ya que por dicha dedicación ella quedó virgen, le cumplió al Señor. Muchas veces nosotros decimos al Señor que si nos libra de tal o cual situación, nosotros haremos algo por Él, le serviremos, le buscaremos más, leeremos más su Palabra, asistiremos a la iglesia, etc. Y cuando recibimos la bendición de Dios, olvidamos nuestra palabra. Tengamos la disposición del corazón que tenía Jefté que lo hizo cumplir lo que prometió y por lo cual hoy lo encontramos en la galería de la fe.

Oración: Señor, Dios Todopoderoso, gracias por tu amor y tu bondad. Gracias por todo lo que has hecho en mi vida. Te pido que me ayudes a cumplir lo que mis labios prometen, y máximo si es hacia tí. Que nunca me quede con un voto incumplido. Como Jefté, quiero cumplir lo que he prometido. Sé que con tu ayuda se puede lograr. Toma mi vida y úsala, síguela transformando y que sea un reflejo de tu amor para los que me rodean se vuelvan cada vez más a tí. En el nombre de Jesús te lo pido y te doy gracias. Amén.