Salmo 139:7-10
"¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu?
¿A dónde podría huir de tu presencia?
Si subiera al cielo,
allí estás Tú;
si tendiera mi lecho en el fondo del abismo,
también estás allí.
Si me elevara sobre las alas del alba,
o me estableciera en los extremos del mar,
aun allí tu mano me guiaría,
¡me sostendría tu mano derecha!"
Dios está allí, contigo. No importa lo que hayas vivido. No importa lo que hayas hecho. La presencia de Dios no se ha apartado de tí.
Como seres humanos nos dejamos llevar por sentimientos. Nuestro estado de ánimo muchas veces determina si hacemos bien las cosas o no. Incluso con nuestros hijos pasa, nuestro humor determina lo que hacemos o no con ellos. Al ser así, inconscientemente pensamos que Dios es así. Pensamos que el amor que Dios nos tiene está condicionado por lo que hacemos o dejamos de hacer.
Pero Él te amó aún con tus defectos. Ni la persona más despiadada puede escapar del amor de Dios. Lo puede rechazar, sí. Puede decidir no creer en Dios, pero no puede evitar que Él haya dado la vida por él. Romanos 5:8 nos dice "Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros". No podemos hacer nada para anular esa verdad. Ya depende de cada uno si acepta o no el sacrificio que Jesús hizo por cada uno de nosotros. Pero Él lo hizo, esa verdad no se puede ocultar.
Adán le falló a Dios y cometió el gran error de intentar esconderse de Dios. Yo he sido como Adán muchas veces: En lugar de buscar su presencia y buscar su misericordia inmediatamente luego de cometer algún error, me he escondido, pero realmente ¡No puedo esconderme de Dios! Él está allí intentando consolarme, esperando que confiese mi pecado y me arrepienta. ¿Acaso no es lo que un padre espera cuando su hijo hace algo indebido? ¿Lo deja de amar y ya? ¡No! Lo que más desea es que el niño haya aprendido la lección y no lo vuelva a hacer. Es lo mismo que desea el mejor Padre de todos.
Salmo 139:13-13
"Tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre.
¡Te alabo porque soy una creación admirable!
¡Tus obras son maravillosas,
y esto lo sé muy bien!"
Dios te planificó, te creó para disfrutarte. Te creó para que tú disfrutaras de Él. No dejes que la vida y sus afanes, las preocupaciones de cada día, el consumismo y el materialismo de este mundo te priven de una relación cercana a Dios. Él te formó con sus manos y espera bendecirte, amarte y estar contigo la mayor cantidad de tiempo. Haz un espacio en tu agenda para Él. 5, 10 minutos al inicio y al final del día sólo para Él. Considera que Él está contigo en tu trabajo, junto a tí en las labores domésticas, en el tránsito vehicular, en los trámites bancarios, en todo ¡Él está allí! Somos las personas más dichosas del mundo las que podemos reconocer que Dios está con nosotros, no te alejes de Él por lo que has hecho, al contrario ríndete completamente a Él. Si aún no lo has hecho hoy es el día.
Salmo 139: 23-24
"Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón;
ponme a prueba y sondea mis pensamientos.
Fíjate si voy por mal camino,
y guíame por el camino eterno."
Oración: Señor, examina mi corazón, escudriña mis pensamientos. Si voy en un camino que no conduce a tí, te pido por favor, por el amor que me tienes y el amor con el que me creaste que me guíes de vuelta a tí. Muchas veces me he escondido al fallarte, pero hoy no quiero esconderme más, quiero pedirte perdón por mis actos desagradables, hoy propongo en mi corazón buscarte cada día de mi vida, hoy agradezco y reconozco el sacrificio de Jesús, quien dio su vida por mi. No quiero fracasar más y por eso tomo la decisión firme y voluntaria de seguirte y entregarte mi vida por completo. Jesús, te dedico mi vida, mis actos, mi corazón y te pido que a partir de hoy tú seas el Señor de mi vida, quien la gobierne. Si alguna vez lo había hecho y lo había olvidado, hoy me reconcilio contigo y te pido que nunca me sueltes. Gracias por tu amor, gracias por tu misericordia. Junto con los que te aman compartiré tu Palabra y proclamaré las maravillas que has hecho en mi vida. En el nombre de Jesús te lo pido y te doy gracias.
Amén.
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