viernes, 18 de marzo de 2016

LIMPIOS PARA DIOS



Levítico 8:30
"Y tomó Moisés del aceite de la unción y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus hijos; y consagró a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus hijos con él."


Una nueva casa con muebles y electrodomésticos nuevos, pero sin ocupantes, sólo es un edificio amueblado. Es la familia o las personas que viven en ella que la transformarán en un hogar.

El texto de hoy muestra que la Tienda del Encuentro se completa con la ordenación de Aarón y sus hijos como sacerdotes. En el libro de Éxodo, Dios instruyó a Moisés para construir el Tabernáculo, y en los capítulos primeros de Levítico, Dios especificó todas leyes relacionadas con ofrendas y sacrificios. Los sacerdotes debían seguir los reglamentos, para que las personas que vinieran a ellos estuvieran en condiciones de recibir a Dios.

La ceremonia fue atestiguada por todo el pueblo. Los rituales prescritos mostraron que la santidad viene sólo de Dios, y no de ser sacerdotes. Las personas  observaron como Moisés viste a Aarón en sus altas prendas sacerdotales. Las ofrendas presentadas por el pueblo serían por medio de Aarón. La aplicación de sangre en la oreja derecha, los dedos pulgares y los dedos del pie derecho les recordaría que Dios espera de su pueblo y su sacerdote, trabajo y santidad para el Señor.
 

Una y otra vez se sacrificaron ofrendas por el pecado de la gente, pero el resultado fue sólo un alivio temporal a una conciencia cargada de pecado. Esto provocó un anhelo de Aquel cuya sangre podía quitar la culpa y el pecado. Gracias a Dios por el Cordero de Dios, que es nuestro Sumo Sacerdote. A través de Él tenemos acceso a Dios.

Oremos unos por otros en nuestra lucha para mantener a nuestros oídos, manos y pies limpios para nuestro Dios.

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