miércoles, 9 de marzo de 2016

¿QUÉ DEMANDA DIOS DE MI?


Miqueas 6:8
"Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios."


Dios le recuerda a su pueblo lo que Él había hecho por ellos en el pasado. Él los había liberado de la esclavitud en Egipto y los había llevado a la Tierra Prometida. Sin embargo, el pueblo de Dios se rebeló contra Él y violó sus leyes y mandamientos. Se entregó a la adoración de ídolos y practicaron la deshonestidad y el engaño en sus prácticas comerciales y en su conducta. Dios tuvo que castigar y bastante a su pueblo. Lo que Dios requería de ellos era que actuaran con justicia, amor, misericordia, y que se humillaran ante Él.

Es un hecho de que tenemos recuerdos muy cortos sobre las bendiciones y las relaciones en nuestra vida con Dios. Nosotros no somos muy diferentes a los hijos de Israel. Tenemos que recordar constantemente lo que Dios ha hecho de manera que sigamos siendo agradecidos con Él y tratar siempre de obedecer y servirle. Dios no está interesado en los sacrificios o formas externas de piedad y de culto. Podemos ser capaces de engañar a los demás, pero no podemos engañar a Dios. Dios está buscando nuestra obediencia.

Dios pone un gran énfasis en la justicia, la misericordia y la humildad en nuestra conducta y comportamiento. Estas cualidades deben ser evidentes en todos los aspectos de nuestras vidas. Dios es justo y así Él exige de sus hijos honestidad, integridad y humildad en toda su conducta. Dios está igualmente preocupado por nuestras prácticas en los negocios y la forma en que tratamos a los demás, a ver si verdaderamente practicamos lo que decimos que creemos.

Para un cristiano, la conducta externa es la verdadera medida de lo que ha ocurrido en realidad en el interior.
Si escogemos tercamente desobedecer los mandamientos de Dios, no debemos sorprendernos si nos enfrentamos al castigo y el juicio del Señor.

Oración: Dios, por favor ayúdame a vivir una vida que sea agradable y aceptable para ti. En el nombre de Jesús, amén.

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