lunes, 21 de marzo de 2016

PURO O IMPURO



Levítico 11:47
"Para hacer distinción entre lo inmundo y lo limpio, entre el animal que se puede comer y el animal que no se puede comer."

 

Vivimos en la era del Nuevo Testamento. Pero eso no es excusa para que el contexto de las leyes del Antiguo Testamento no signifiquen algo para nosotros. Hechos 15:29 registra las directrices dadas por el Consejo de la Iglesia de Jerusalén a los creyentes que no eran judíos. Eran abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de comer sangre y de la carne de animales estrangulados. En otras palabras, la división del animal puro o impuro dejó de ser importante como lo era hasta ese momento, pero sobre el tema podemos aprender muchas cosas.

A causa de la codicia humana, un gran número de especies animales están al borde de la extinción. Como hijos de Dios tenemos que cooperar para guardarlos cambiando nuestro estilo de vida. Debemos eliminar la sopa de aleta de tiburón de nuestro menú, abstenernos de alimentarnos de animales exóticos y de un tratamiento más humano para los animales criados.

Pablo nos da directivas para manejar este tipo de situaciones en 1 Corintios 10. Él basó su explicación sobre la ley del amor. Si nuestra alimentación hace que tropiecen nuestros familiares y otros jóvenes cristianos, entonces debemos evitarla en ese momento en específico.

Mateo 15:16-17 da soporte de Jesús con respecto a alimentos puros e impuros. Él está más preocupado por las cosas que salen de la boca en lugar de lo que entran. Él nos llama a ser santos, porque Él es santo. (Levítico 19:2).

Que Dios nos ayude a apartar de nuestra mente todo lo impuro que nos quiera contaminar, esto es de mucho más valor que un listado de alimentos que hay o no qué comer. Que la pureza que tengamos se vea desde adentro hacia afuera.

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