viernes, 4 de noviembre de 2016

ADORAR A DIOS POR MEDIO DE NUESTROS ACTOS



Salmos 45:8
"Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos;
Desde palacios de marfil te recrean."


¡Qué privilegio tenemos los creyentes de agradar a Dios! No sólo con palabras y oraciones bonitas... aunque si nacen de un genuino y honesto corazón, seguro que son como olor fragante, sino con nuestra vida, nuestro testimonio y nuestros actos que dan constancia de que Él es nuestro Padre. 


Me encantan los libros poéticos de la Biblia, qué inspiración tenían los escritores cuando plasmaron en papel las más hermosas líneas dedicadas al Creador. Seguramente agradaron a Dios. Nuestra alabanza, también, le da alegría. No la canción de los labios solamente, sino la melodía de la profunda gratitud de corazón. Nuestros regalos, también, son muy agradables a él; cuando damos nuestro tiempo, talento y tesoro seguro que lo contentamos. Para él, las ofrendas humildes de sus santos son más aceptables que los millares de oro y plata. La santidad es como el incienso y la mirra a Él. Perdona a tu enemigo y haces dibujar una sonrisa a Dios; el medio para salvar almas, anuncia su Evangelio, y serás un olor suave a Él.

Está en nuestras manos y en nuestros actos el agradar a Dios día a día. ¡Que nuestras más hermosas poesías sean actos y obras para Aquel que nos salvó!

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