domingo, 6 de noviembre de 2016

ESPÍRITU SANTO



Nehemías 9:20
"Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed."


Común, muy común es el pecado de olvidar la obra del Espíritu Santo. Esto es una locura y una ingratitud hasta cierto punto. Él es bueno con benevolencia, con ternura nos ama aún con nuestra desobediencia, lucha con nuestras voluntades rebeldes y luego nos entrena para los cielos como una enfermera amorosa cuida a su hijo. 


Qué generoso, indulgente, y tierno es este paciente Espíritu de Dios. Él es bueno operativamente. Todas sus obras son buenas en el grado más eminente: Él sugiere buenos pensamientos, buenas acciones, revela verdades buenas, nos recuerda buenas promesas, nos ayuda a buenos logros, y conduce a buenos resultados. No hay una persona espiritual en todo el mundo que no sepa que Él es el que nos ayuda a cumplir la Ley de Dios y a arrepentirnos del pecado. Él es bueno oficialmente; ya sea como consolador, instructor, guía, santificador, vivificador, o intercesor. 

La iglesia nunca va a prosperar hasta que honre con más reverencia al Espíritu Santo. Él es tan bueno y amable, que es verdaderamente triste que a veces reciba desaires y negligencias. ¡El Espíritu Santo es Dios!

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