lunes, 14 de noviembre de 2016

ANTÍDOTO CONTRA LA TENTACIÓN



Mateo 4:1
"Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo."


Un carácter santo no evita la tentación: Jesús fue tentado. El enemigo siempre intenta salpicarnos con sus chispas para provocar un incendio en nosotros. Con Cristo, esas chispas cayeron sobre agua. Aunque tú vivas buscando la santidad día a día, es de esperar que el gran perro del infierno te vaya a ladrar todavía. Aunque como hombres o mujeres, dejemos de frecuentar los lugares que nos veían caer muy fácilmente, siempre vamos a estar propensos a caer. Jesucristo fue llevado lejos de la sociedad humana en el desierto, y fue tentado por el diablo. 


La soledad tiene sus encantos y sus beneficios, y puede ser útil en el control de la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida; pero el diablo nos seguirá aún en los más bonitos retiros. No supongas que la tentación es únicamente tener pensamientos terribles y blasfemas, Cristo vio cómo el diablo lo intentó hacer caer por sus necesidades humanas de comer y beber. Era su comida y la bebida para hacer la voluntad del que lo envió: y sin embargo, ¡fue tentado! 

Tu corazón puede brillar como una llama, y sin embargo el diablo tratará de derribarte a la tibieza de Laodicea. Si me preguntaras cuándo Dios permite que un cristiano deje a un lado su armadura, te diré que es el día en que el diablo deje fuera de la tentación. Como en los viejos caballeros en tiempo de guerra, debemos dormir con el casco y la coraza abrochados, porque el engañador aprovechará nuestra primera hora de descuido para hacernos su presa. 

Que el Señor nos mantenga vigilantes en todas las estaciones, y nos un escape final por medio de vivir una vida agradable a Él y a su Espíritu Santo. Así sea.

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