sábado, 12 de noviembre de 2016

PORTADORES DE LA BUENA NOTICIA


Juan 1:41
"Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo)."


Este caso es un excelente diseño de todos los casos en que la vida espiritual es vigorosa. Tan pronto como el hombre ha encontrado a Cristo, comienza a contárselo a otras personas. No voy a creer que has probado de la miel del Evangelio si sólo quieres comer todo para ti mismo. La verdadera gracia pone fin a todo monopolio espiritual. 


Andrés contó primero a su hermano Simón, y luego a otros. La relación tiene una demanda muy fuerte en nuestros primeros esfuerzos individuales. Cuando regalamos algo muy valioso, regularmente las personas que lo reciben son de nuestras relaciones más cercanas, no desconocidos. Jesús lo sabía, por ello mandó a anunciar el mensaje "A Jerusalén, a Samaria, y a los confines de la tierra". La práctica de nuestras creencias empieza en el hogar. Muchos comerciantes exportan sus mejores materias primas...  el cristiano no debe. Se debe cuidar que toda nuestra conversación en todas partes tenga el mejor sabor; pero debemos de tener cuidado en poner el fruto más dulce de la vida espiritual y el testimonio en nuestra propia familia.  De nada nos sirve que en la calle nos reconozcan como "El predicador", si en nuestra casa somos "El gran ausente".

Cuando Andrés fue a buscar a su hermano, poco imaginaba qué tan eminente Pedro se iba a volver. Simón Pedro fue más decisivo en la historia de acá en adelante, y sin embargo, Andrés fue pieza clave al llevarlo a Jesús. Quizás puedas pensar que el fruto de tu trabajo ministerial no se ve, pero no sabes lo que las personas que lleves a Jesús pueden hacer. Puedes dejar de decir una palabra a un niño, y en ese niño puede haber dormido un corazón noble que diriga un avivamiento en la iglesia cristiana en los años venideros. 

A Andrés no le vemos muchos talentos, pero llevó a Pedro a Jesús. Ve y haz tú lo mismo.

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