viernes, 25 de noviembre de 2016

NO HUYAMOS DE LA PRESENCIA DE DIOS



Jonás 1:3
"Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová."


En vez de ir a Nínive a predicar la Palabra, como Dios le había mandado, Jonás decidió que no le gustaba el trabajo, y descendió a Jope para escapar de Dios. Hay ocasiones en que los siervos de Dios se desentienden de sus funciones. Pero ¿cuál es la consecuencia? ¿Qué le pasó a Jonás por renunciar a una orden directa de Dios? Perdió la presencia y el disfrute cómodo del amor de Dios. 


Cuando servimos a nuestro Señor Jesús como creyentes, nuestro Dios está con nosotros; y aunque tengamos todo el mundo contra nosotros, si tenemos a Dios de nuestro lado, ¿qué importa? Jonás decidió renunciar al servicio, renunciar a hacer la voluntad de Dios, y cuando vio que la tormenta venía sobre la embarcación en la que iba, sabía que era por él. ¿Te imaginas saber que nos hemos apartado de Dios? Sentir que no podía declararse la promesa de la protección divina, porque él no estaba en los caminos de Dios; que no podía decir: "Señor, estoy afligido, pero por hacer tu voluntad" No, él estaba cosechando sus propios actos; se llenó de sus propios caminos. 

Lo peor es que muchas veces vemos con malos ojos a Jonás, y nos encontramos en una situación similar. Escapando de hacer la voluntad de Dios, en dirección contraria a su voluntad. De todas formas, no podemos vencer a Dios. Jonás terminó yendo a Nínive, no sin antes pasar por aflicciones realmente graves. Es que no podemos escapar de Dios... No podemos.

No sigas escapando de Dios, ríndete a Él. Hagamos su voluntad todos los días. Así sea.

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