lunes, 7 de agosto de 2017

AGUAS VIVAS




Zacarías 14:8
"Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno."


Los arroyos de agua viva que fluyen de Jerusalén no se secan por las sequías de los calurosos días de verano, como tampoco fueron congelados por los fríos vientos del invierno. Así también pasa cuando somos testigos de la fidelidad de Dios. Las estaciones cambian y nosotros cambiamos, pero nuestro Señor permanece, es el mismo ayer hoy y siempre, y las corrientes de su amor son tan profundas, tan amplias y están llenas como siempre. 


El calor de las preocupaciones empresariales y las pruebas ardientes me hacen necesitar las influencias refrescantes del río de Su gracia. Puedo ir inmediatamente y beber al máximo de la fuente inagotable, porque en verano y en invierno derrama su diluvio. Elías encontró sequía y desierto, pero Jehová era todavía el mismo Dios de la providencia. Job dijo que sus hermanos eran como arroyos engañosos, pero encontró en su Dios un río desbordante de consuelo. El Nilo es la gran confianza de Egipto, pero sus inundaciones son variables... Nuestro Señor es siempre el mismo. 

Las huellas de los antiguos ríos se han encontrado secas y desoladas, pero los arroyos que surgen en las montañas de la soberanía divina y del amor infinito estarán siempre llenos hasta el borde. Las generaciones se derriten, pero el curso de la gracia no se altera.

¡Cuán feliz eres, alma mía, de ser llevado al lado de tales aguas tranquilas! No vayas a otras corrientes, para que no oigas la reprensión del Señor: "¿Qué tenéis que hacer en el camino de Egipto para beber del río fangoso?" ¡Con Él lo tenemos todo!

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