jueves, 17 de agosto de 2017

SIN TEMOR DEL MAL



Proverbios 1:33
"Mas el que me oyere, habitará confiadamente
Y vivirá tranquilo, sin temor del mal."


El amor divino se manifiesta cuando resplandece en medio de los juicios. Es esa estrella solitaria que sonríe a través de las fisuras de las nubes que traen los truenos. Brillante es el oasis que florece en el desierto de la arena. Así de justo y brillante es el amor en medio de la ira. 


Cuando los israelitas provocaron al Altísimo por su continua idolatría, Él los castigó con la retención de rocío y lluvia, de modo que su tierra fue visitada por una gran hambruna. Pero mientras hacía esto, se ocupó de que sus propios escogidos estuvieran seguros. Si todos los arroyos estaban secos, había uno reservado para Elías. Y cuando eso fallaría, Dios todavía le tendría un lugar de sustento.  Y en estos tiempos, no sólo tiene un "Elías", sino que tiene un remanente según la elección de la gracia, y que nunca va a dejar que mueran de hambre. 

Deja que los terremotos sacudan la tierra sólida, que los cielos mismos se partan en dos, pero en medio del naufragio de este mundo el creyente está tan seguro como en la hora más tranquila de descanso. Estemos seguros, pues, cuando oigamos hablar de guerras y rumores de guerras. No te angusties en las agitaciones, sino que permanece en silencio sin temor al mal. 

En todo lo que viniere sobre la tierra, tú, bajo las amplias alas de Jehová, estarás seguro. Permanece en su promesa. Descansa en su fidelidad, y desafía al futuro más negro, porque no hay nada en Él terrible para ti. Tu única preocupación debe ser mostrar al mundo la bendición de escuchar la voz de la sabiduría. La que viene de Él.

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