Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
miércoles, 23 de agosto de 2017
NO OLVIDES NINGUNO DE SUS BENEFICIOS
Salmos 103:2
"Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios."
Es una ocupación deliciosa y provechosa ver la mano de Dios en la vida de los antiguos santos y observar su bondad al cuidarlos, su misericordia en perdonarlos y su fidelidad en guardar su pacto con ellos.
Pero, ¿no sería aún más interesante y provechoso para nosotros ver la mano de Dios en nuestras propias vidas? ¿No debemos mirar nuestra propia historia como por lo menos tan llena de Dios, llena de su bondad y de su verdad, como prueba de su fidelidad y veracidad, como la vida de cualquiera de los santos que han estado antes?
"Culpamos" a nuestro Señor como injusto cuando suponemos que Él, que realizó todos sus actos poderosos, y se mostró fuerte para aquellos en los primeros tiempos, no hace maravillas o se ocupa de los que están ahora sobre la tierra. Revisemos nuestras propias vidas. Ciertamente en ella podemos descubrir algunos incidentes felices, refrescándonos y glorificando a nuestro Dios.
¿No has tenido liberaciones? ¿No has pasado por los ríos, apoyado por la presencia divina? ¿Has caminado sin incendios ilesos? ¿No has tenido manifestaciones? ¿No has tenido favores? El Dios que dio a Salomón el deseo de su corazón, ¿nunca te ha escuchado y ha respondido a tus peticiones? Ese Dios de generosidad prodigiosa, de quien David cantó, "¿Quién satisface tu boca con las cosas buenas?", ¿No te ha saciado y te ha proveido? ¿Nunca te ha hecho acostarte en pastos verdes? ¿Nunca te ha conducido por las aguas tranquilas?
Ciertamente la bondad de Dios ha sido la misma para nosotros que para los santos de antaño. Vamos, entonces, a cantar de sus misericordias en una canción. Tomemos el oro puro de agradecimiento y las joyas de alabanza y hagamos otra corona para la cabeza de Jesús. Que nuestras almas den música tan dulce y estimulante como la del arpa de David, mientras alabamos al Señor cuya misericordia perdura para siempre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario