miércoles, 9 de agosto de 2017

EN ÉL NOS ALEGRAMOS




Salmos 33:21
"Por tanto, en Él se alegrará nuestro corazón,
Porque en su santo nombre hemos confiado."


Bendito es el hecho de que los cristianos pueden regocijarse incluso en la más profunda angustia. Aunque los problemas pueden rodearlos, todavía cantan. Y, como muchos pájaros, cantan mejor en sus jaulas. Las olas pueden rodar sobre ellos, pero sus almas pronto suben a la superficie y ven la luz del rostro de Dios. 


Tienen sobre ellos una característica que mantiene su cabeza siempre por encima del agua, y les ayuda a cantar en medio de la tempestad: "Dios está conmigo todavía". ¿A quién se dará la gloria? ¡Oh! A Jesús, es todo por Jesús. El problema no trae consuelo necesariamente al creyente, pero la presencia del Hijo de Dios en el horno de fuego con Él llena su corazón de alegría. Está enfermo y sufriendo, pero Jesús le visita y le hace su cama. Él se está muriendo, y las frías aguas del Jordán se acercan a él hasta el cuello, pero Jesús lo rodea con sus brazos y grita: "No temas, yo estoy contigo." 

Cuando el creyente afligido cruza el arroyo, y las olas se reúnen alrededor de él, y el corazón y la carne le fallan, la misma voz suena en sus oídos: "No temas, yo estoy contigo, no te angusties, yo soy tu Dios". Al acercarse a las fronteras del infinito desconocido, y casi temeroso de entrar en el reino de las sombras, Jesús dice: "No temas, es la buena voluntad de tu Padre darte el reino". Así fortalecido y consolado, el creyente no tiene miedo de morir. Y aun está dispuesto a partir, porque desde que ha visto a Jesús como la estrella de la mañana, anhela contemplarle como el sol en su fuerza. 

Verdaderamente, la presencia de Jesús es todo el cielo que deseamos. Él es al mismo tiempo "La gloria de nuestros días más brillantes, la comodidad de nuestras noches". ¡Bendito sea Cristo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario