domingo, 20 de agosto de 2017

¡VIVE!



Ezequiel 16:6
"Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije: !!Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: !!Vive!"


En el texto de hoy, percibimos a un pecador sin nada en él sino el pecado, no esperando otra cosa que la ira. Pero el Señor eterno pasa por su gloria. Él mira, hace una pausa, y pronuncia la palabra solitaria pero real, "Vive". 


Habla Dios. ¿Quién sino Él podría aventurarse así a tratar con la vida y dispensarla con una sola sílaba? Una vez más, este gesto de misericordia es incomprensible. Cuando dice "Vive", incluye muchas cosas. Aquí está la vida judicial. El pecador está listo para ser condenado, pero el Poderoso dice: "Vive", y él se levanta perdonado y absuelto. Es la vida espiritual. No conocíamos a Jesús - nuestros ojos no podían ver a Cristo, nuestros oídos no podían oír su voz - pero Jehová dijo "Vive", y fuimos vivificados quienes estábamos muertos en delitos y pecados. 

Además, incluye la vida de gloria, que es la perfección de la vida espiritual. Dijo "Vive", y esa palabra se repite a través de todos los años hasta que venga la muerte, y en medio de las sombras de la muerte, la voz del Señor todavía se escucha, "¡Vive!" En la mañana de la resurrección es esa misma voz que repite el arcángel: "Vive", y mientras los santos espíritus se elevan al cielo para ser benditos para siempre en la gloria de su Dios, está en el poder de esta misma palabra, "Vive". 

Nótese otra vez que es un mandato irresistible. Saulo de Tarso está en el camino de Damasco para detener a los santos del Dios vivo. Se oye una voz del cielo y se ve una luz sobre el brillo del sol, y Saulo clama: "Señor, ¿qué quieres que haga?" Este mandato es un mandato de gracia gratuita. Cuando los pecadores son salvos, es solamente y únicamente porque Dios lo hará para magnificar su gracia libre, no comprada, no deseada. 

Mostremos gratitud por medio de vidas serias, como Cristo, y como Dios nos ha ordenado que vivamos. Aprovechemos la vida que Él nos da y nos manda a vivir. Así sea.

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