Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 13 de agosto de 2017
SU PALABRA ES VERDAD
Juan 17:17
"Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad."
La santificación comienza en la regeneración. El Espíritu de Dios infunde en el hombre ese nuevo principio vivo por el cual se convierte en "una nueva criatura" en Cristo Jesús. Esta obra, que comienza en el nuevo nacimiento, se lleva a cabo de dos maneras: la mortificación, mediante la cual los deseos de la carne son sometidos y mantenidos bajo el control de Jesús, y la vivificación, por medio de la cual la vida que Dios ha puesto en nosotros se hace como un pozo de agua que brota que nos acompañará por la eternidad.
Esto se lleva a cabo todos los días en lo que se llama "perseverancia", es un proceso en el cual el cristiano se conserva y sigue en un estado de gracia, y se hace abundar en buenas obras para la alabanza y la gloria de Dios. Y culmina o llega a la perfección, en "gloria", cuando el alma, siendo purificada a fondo, es llevada para morar con seres santos a la derecha de la Majestad en lo alto. Pero mientras que el Espíritu de Dios es, por tanto, el autor de la santificación, existe una actividad visible diaria que no debe ser olvidada. "Santifícalos", dijo Jesús, "por tu verdad: tu palabra es verdad".
Los pasajes de la Escritura que demuestran que el instrumento de nuestra santificación es la Palabra de Dios son muchos. El Espíritu de Dios trae a nuestra mente los preceptos y doctrinas de la verdad, y los aplica con poder. Éstos son oídos por nosotros, y siendo recibidos en el corazón, trabajan en nosotros para querer y hacer la buena voluntad de Dios.
La verdad es santificadora, y si no escuchamos o leemos la verdad, no creceremos en la santificación. Sólo progresamos en la vida sana a medida que avanzamos en la comprensión de la palabra de Dios. "Tu palabra es lámpara para mis pies y luz para mi camino". Mantén firme la verdad que aprendas, porque al sostener la verdad serás santificado por el Espíritu de Dios.
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