martes, 8 de agosto de 2017

PRESENCIA DE DIOS



Génesis 3:8
"Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto."


Qué hermoso sería tener esa intimidad diaria con Dios que Adán y Eva disfrutaban antes de pecar. Él siempre está dispuesto a hablar contigo cuando estés preparado para escucharlo. Si hay alguna lentitud en la comunión, no es de su parte, sino por nosotros, porque Él está a la puerta y llama, y ​​si su pueblo le abre, se alegra de entrar. Pero ¿en qué estado está mi corazón, que es el jardín de mi Señor? ¿Puedo aventurarme a esperar que esté bien arreglado y regado, y que traiga fruto apropiado para Él? 


Si no es así, tendrá mucho que reprender, pero aún así le ruego que venga a mí, porque nada puede traer mi corazón a una condición correcta como la presencia del Sol de Justicia, que trae curación en sus alas. Ven, pues, oh Señor, Dios mío, mi alma te invita sinceramente, y te espera ansiosamente. ¡Ven a mí, oh Jesús, mi bien amado, y planta flores frescas en mi jardín! ¡Ven, oh Padre mío, que eres el Esposo, y trata conmigo en tu ternura y prudencia! Ven, oh Espíritu Santo, y llena mi naturaleza entera, como las hierbas ahora se humedecen con los rocío de la tarde. 

¡Habla, Señor, porque tu siervo escucha! Estoy dispuesto a entregar todo mi corazón y mi mente a ti, y que todos los demás pensamientos se callen. Dulce es el fresco crepúsculo, cuando cada estrella parece el ojo del cielo, y el viento frío es como el aliento del amor celestial. 

Mi Padre, mi hermano mayor, mi dulce Consolador, habla ahora en misericordia, porque has abierto mi entendimiento y no quiero hacerte esperar. En el nombre de Jesús, amén.

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