Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 4 de diciembre de 2017
CONSAGRADOS
Números 6:4
"Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá."
Los nazareos habían tomado, entre otros votos, uno que los excluía del uso del vino. Para que no violaran la obligación, se les prohibía beber el vinagre de vino o licores fuertes, y para hacer la regla aún más clara, no debían tocar el jugo de uvas sin fermentar, ni siquiera comer la fruta tampoco, fresca o seca. Para asegurar la integridad del voto, ni siquiera se les permitía nada que tuviera que ver con la vid.
Seguramente esta es una lección para los consagrados del Señor, enseñándoles a alejarse del pecado en todas sus formas, para evitar no solo sus formas más burdas, sino incluso su espíritu y similitud. En estos días se desprecia mucho el caminar estrictamente, pero ten por seguro, querido lector, que es a la vez el camino más seguro y el más feliz. Aquel que cede un punto o dos al mundo corre temeroso peligro; el que come las uvas de Sodoma pronto beberá el vino de Gomorra. Una pequeña grieta en el banco del mar en Holanda deja entrar el mar, y la brecha se hincha rápidamente hasta que una provincia se ahoga. La conformidad mundana, en cualquier grado, es una trampa para el alma, y la hace cada vez más propensa a los pecados presuntuosos.
Además, como el Nazareo que bebía zumo de uva no podía estar seguro de si podría haber soportado un grado de fermentación, y por lo tanto no podía estar claro de que su corazón que su voto estaba intacto, así el cristiano que cede y coquetea con el pecado no puede llevar una conciencia vacía de ofensa, sino que debe sentir que el dentro de Él hace cosas que no debe.
Si hay algo que te hace dudar de tu fe, ten por seguro que son cosas con las que no debemos perder el tiempo, pero huir de ellas con rapidez. Mejor ser despreciado por ser puritano que ser despreciado por ser hipócrita. Una caminata cuidadosa puede implicar mucha abnegación, pero tiene placeres propios que son más que una recompensa suficiente.
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