jueves, 14 de diciembre de 2017

LA RAZÓN DE LAS PRUEBAS



Salmos 11:5
"Jehová prueba al justo;
Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece."


Todos los eventos están bajo el control de Dios; en consecuencia, todas las pruebas de nuestra vida exterior se pueden rastrear de una vez a una gran Primera Causa. Fuera de la puerta de oro de la ordenanza de Dios, los ejércitos de prueba marchan en orden, vestidos con sus armaduras de hierro y armados con armas de guerra. Todas las circunstancias son puertas de prueba. Incluso nuestras misericordias, como las rosas, tienen sus espinas. 


Los hombres pueden ahogarse en mares de prosperidad y en ríos de aflicción. Nuestras montañas no son demasiado altas, y nuestros valles no son demasiado bajos para las tentaciones: las pruebas acechan en todos los caminos. En todas partes, arriba y abajo, estamos acosados ​​y rodeados de peligros. Sin embargo, ninguna lluvia cae sin permiso de la amenazante nube; cada gota tiene su orden antes de que se apresure a la tierra. Las pruebas que provienen de Dios se envían para probar y fortalecer nuestras gracias, y así a la vez para ilustrar el poder de la gracia divina, para probar la autenticidad de nuestras virtudes y para aumentar su energía. Nuestro Señor en su sabiduría infinita y amor super abundante, le da un valor tan alto a la fe de su pueblo que Él no los protegerá de esas pruebas por las cuales se fortalece la fe. 

Nunca habrías poseído la preciosa fe que ahora te apoya si la prueba de tu fe no hubiera sido como el fuego. Eres un árbol que nunca hubiera enraizado tan bien si el viento no te hubiera sacudido de un lado a otro y te haya hecho asir firmemente sobre las preciosas verdades de la gracia del pacto. La facilidad mundana es un gran enemigo de la fe; afloja las articulaciones del santo valor y rompe los tendones del coraje sagrado. El globo nunca se levanta hasta que las cuerdas se cortan; la aflicción hace este servicio agudo para las almas creyentes. 

Mientras que el trigo duerme cómodamente en la cáscara es inútil para el hombre, debe ser trillado fuera de su lugar de descanso antes de que se conozca su valor. Por lo tanto, es bueno que Jehová juzgue a los justos, porque les hace crecer hacia Dios.

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