viernes, 22 de diciembre de 2017

TRISTEZA Y DESOLACIÓN



Jeremías 49:23
"Acerca de Damasco. Se confundieron Hamat y Arfad, porque oyeron malas nuevas; se derritieron en aguas de desmayo, no pueden sosegarse."


Poco sabemos qué tristeza pudo haber sobre el mar en aquel momento. Y cuántos de nosotros están sobre ese mar de tristeza justo hoy. A veces estamos a salvo en nuestra cámara tranquila, pero otras puede que nos sintamos como náufragos, solos en medio de un océano de aflicciones y necesidades. Mi oración hoy se dirige al gran Señor del mar y de la tierra, que hará que la tormenta que estés pasando no sirva sino para desarrollar más destrezas y fe en los marineros cansados y agobiados. 


Tampoco debería ofrecer oración solamento, debería tratar de beneficiar a aquellos hombres resistentes que arriesgan sus vidas tan constantemente. ¿Alguna vez he hecho algo por ellos? ¿Que puedo hacer? ¡Cuán a menudo el mar bullicioso se traga al marinero! Miles de cadáveres se encuentran en aguas profundas. Hay dolor de muerte en el mar, que hace eco en el largo gemido de las viudas y los huérfanos. La sal del mar está en muchos ojos de madres y esposas. Inmensas olas devorando el amor de las mujeres y la estancia de los hogares. ¡Qué resurrección habrá en las cavernas de las profundidades cuando el mar entregue a sus muertos! Hasta entonces habrá tristeza en el mar del sufrimiento y la prueba. 

Esta tierra no es nuestro descanso, y las olas inquietas nos lo dicen. Pero hay una tierra donde no hay más mar: nuestros rostros se dirigen firmemente hacia ella; vamos al lugar del cual el Señor ha hablado. Hasta entonces, proyectamos nuestras penas sobre el Señor que pisó el mar de antaño, y que hace un camino para su pueblo a través de sus profundidades. ¡No desmayes, pronto llegaremos a la tierra prometida si confiamos en Dios!

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