domingo, 17 de diciembre de 2017

¡SIGAMOS PERSEVERANDO!


Salmos 120:5
"!!Ay de mí, que moro en Mesec,
Y habito entre las tiendas de Cedar!"


Como cristiano, tienes que vivir en medio de un mundo impío, y de poco sirve llorar "¡Ay de mí!". Jesús no oró para que lo sacaran del mundo, y por lo mismo, no podemos desearlo tampoco. Mejor estar allí en la fuerza del Señor para enfrentar la dificultad, y glorificarlo en ella. 


El enemigo está alerta para detectar inconsistencias en tu conducta; por lo tanto, procura vivir en santidad. Recuerda que los ojos de todos están sobre ti, y que se espera más de ti que de otros hombres. Esfuérzate por no dar ocasión a la culpa. Deja que tu bondad sea la única "falla" que puedan descubrir en ti. Como Daniel, oblígalos a decir de ti: "No encontramos ninguna ocasión contra este Daniel, salvo que lo hallamos muy fuerte en relación con la ley de su Dios". Trata de ser útil y consistente. 

Quizás pienses: "Si estuviera en una posición más favorable, podría servir a la causa del Señor, pero no puedo hacer ningún bien donde estoy"; pero cuanto peor es la gente entre quienes vives, más necesidad tienen de tus esfuerzos; si están torcidos, es más necesario que los pongas en línea recta; y si son perversos, más necesidad tienes de volver sus orgullosos corazones hacia la verdad. ¿Dónde debería estar el médico sino donde hay muchos enfermos? ¿Dónde se gana el honor el soldado sino en el fuego más ardiente de la batalla? Y cuando estés cansado de la lucha contra el pecado que encuentras en todas partes, considera que todos los santos han soportado la misma prueba. No fueron llevados en camas hasta el cielo, y no debes esperar viajar más fácilmente que ellos. Tuvieron que arriesgar sus vidas hasta la muerte en los lugares altos del campo, y no serán coronados hasta que también hayan soportado la dureza como un buen soldado de Jesucristo. 

Por lo tanto, "Permanece firme en la fe, sé fuerte". Fortalezcámonos en Jesucristo, así sea.

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