Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 29 de mayo de 2016
EL PRIMER REY DE ISRAEL
1 Samuel 9:17
"Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le dijo: He aquí el hombre de quien te hablé. Este gobernará a mi pueblo."
Aunque Dios sabe de antemano qué no es bueno para nosotros, si persistimos clamamos por ello, ¡Él puede otorgarlo (Aunque obviamente, suframos las consecuencias más adelante)! Un rey no era algo ciertamente fácil de complacer. Dios sabía que si una persona malvada llegaba a tal cargo, cargaría al pueblo, y el quería que su pueblo fuera libre. Dios tenía grandes planes para la futura prosperidad de su pueblo, bendecido por su gestión y orientación personal. Pero ellos lo rechazaron. Parece que preferían ser esclavos de nuevo por un monarca humano como si estuvieran en Egipto.
Aunque no era Su voluntad que Israel llegara a tener un rey, Dios no abandonó a Israel sino que personalmente tomó la molestia de elegir un rey para ellos. Incluso Samuel debe haber sido sorprendido de que Saúl fuera el elegido. Saúl buscaba unos burritos que faltaban, no una búsqueda heroica. Saúl mismo tuvo que ser convencido y con pruebas de que era la elección de Dios (10:1).
Fue Dios quien cambió el corazón de Saúl (10:9) para adaptarse a él para ser rey. Se ha dicho que él se cambió instantáneamente de un niño de un rey, de un ganadero a un gobernante. Un rey escogido por Dios debe tener un corazón totalmente sometido a la dirección de Dios.
No nos conformemos con alternativas cuando Dios sabe cuál es el mejor plan para nosotros. No dudemos de su respuesta y no seamos necios tratando de pedir algo que Él sabe que no es lo mejor.
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