LA CENA DEL SEÑOR

Marcos 14:22-24
"Y mientras comían, tomó pan, y habiéndolo bendecido lo partió, se lo dio a ellos, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo.
Y tomando una copa, después de dar gracias, se la dio a ellos, y todos bebieron de ella.
Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos."
El Señor Jesús instituyó la Cena del Señor en el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando existía la costumbre de sacrificar el cordero de la Pascua. El Señor mismo era el Cordero de la Pascua (Juan 1:29) y todas las profecías del Antiguo Testamento de un Mesías que no sólo era el rey, sino también un Siervo sufriente (Is 53) estaban a punto de cumplirse en Él.

Fue una noche inimaginablemente dolorosa para el Salvador. La agonía de la cruz que le esperaba. Uno de los 12 hombres que habían compartido su vida ahora iba a entregarlo. Todos ellos apostatarían (v 27) y Pedro repudiaría a el Salvador tres veces (v 30).

La noche fue también parte de la semana más importante en la vida del Señor Jesús, y para nosotros, su iglesia. Inescrutablemente firme en su misión, el Señor Jesús da gracias por el pan y el vino (vs 22-23) y declara la nueva alianza sellada con su sangre (v 24). Los discípulos sólo  entenderían después de que todos los eventos se hubiesen desarrollado y después de que ocurriera el mayor de los milagros, la resurrección del Señor. Jesús habló de su resurrección antes, pero un aturdido Pedro reaccionó con su impulsividad característica. (Vs 29, 31).

Vamos a participar de la Cena del Señor con la sobriedad y el temor reverente. Guardémonos del descuido y la frivolidad. Pero no olvidemos la alegría inconfundible. El Salvador ha muerto y resucitado para mí. Mis pecados son perdonados. Soy de mi Señor y Él es mío.

Señor, perdóname por las veces que he venido a tu mesa sin cuidado. Por favor renueva un espíritu recto dentro de mí y que yo pueda participar con la sobriedad, temor reverente y alegría. Amén.