lunes, 23 de mayo de 2016

HABLA QUE TU SIERVO ESCUCHA



1 Samuel 3:10
"Entonces vino el Señor y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: ¡Samuel, Samuel! Y Samuel respondió: Habla, que tu siervo escucha."

 
La Biblia tiene que ver con Dios deleitando al hablar a los creyentes. Pero hoy ¿Cuántos de ellos puede dar fe de que han oído la voz de Dios claramente? En realidad, este intercambio es tan raro que cada vez que alguien dice haber oído a Dios, somos cautelosos y dudosos. Sin duda, Dios todavía quiere comunicar su voluntad para nosotros, pero ¿cómo es que fracasan tantos para escucharlo? El arte de la escucha de Dios parece estar perdido en estos días, quizá ahogados por las distracciones de búsquedas mundanas o incluso el pecado. Los investigadores nos dicen que lo que oímos en realidad depende de lo que estamos escuchando o en lo que estamos inetesados. Necesitamos especialmente sintonizarnos con Dios.
 

Curiosamente, en los días de la infancia de Samuel, los mensajes y las visiones del Señor también eran raros (v 1). Fue Samuel a quien Dios escogió para empezar a hablar y empezar a rodar la pelota de nuevo. Eligió un niño pequeño. Realmente es alentador que incluso los niños pueden aprender a escuchar al Señor temprano en la vida como Samuel hizo. Ana ciertamente no tomó la decisión equivocada acerca de dejar que Samuel fuera pequeño ayudante de Eli. Eli se debe dar algo de crédito cuando veía que Samuel estaba muy bien educado (vs 19-21). Quizá Eli había aprendido de su error costoso en la crianza de sus propios hijos.

El mejor regalo que los padres pueden dar a sus hijos es una buena herencia que permanecerá hasta la edad adulta. No es la mejor comida o incluso la mejor educación. Es el establecimiento de una relación personal con Dios de toda la vida. Los padres nunca pueden estar seguros de que pueden estar con sus hijos todas sus vidas por lo que es imperativo que les enseñen a poner su seguridad en Dios como el omnipresente Padre Celestial. Sólo Él puede estar ahí para ellos toda su vida. Eli le enseñó a Samuel a temprana edad a decir: "Habla, Señor, que tu siervo escucha." Y Dios habló personalmente a Samuel en innumerables ocasiones a lo largo de su larga vida. los mensajes y las visiones de Dios ya no eran "raros" en Israel.


Oremos para que podamos ayudar a nuestros hijos a  escuchar a Dios y responder en obediencia incondicional.

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