lunes, 31 de julio de 2017

GLORIFICARLO EN DONDE ESTÉS



1 Corintios 7:20
"Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede."


Algunas personas tienen la idea de que la única manera en que pueden vivir para Dios es haciéndose ministros, misioneros o pedicadores. ¡Ay! Cuántos serían excluidos de cualquier oportunidad de magnificar al Altísimo si éste fuera el caso. 


Amado, no es el tipo de oficio, sino la seriedad con que te tomes el servir a Dios. No es la posición, es la gracia la que nos permitirá glorificar a Dios. Él está muy bien glorificado en el puesto de ese zapatero, donde el trabajador piadoso es honrado, mientras da brillo a los zapatos, canta el amor del Salvador. Sí, es glorificado mucho más que en muchos puestos donde la religiosidad oficial cumple sus escasos deberes. El nombre de Jesús es glorificado por el pobre cartero mientras conduce su caballo o su bicicleta, mientras bendice a su Dios, o habla a su compañero de trabajo por el camino, tanto como por el predicador que habla a multitudes.

Dios es glorificado por nuestro servicio en nuestras propias vocaciones. Ten cuidado, querido lector, de que no abandones el camino del deber dejando tu ocupación, y ten cuidado de no deshonrar tu profesión mientras estás ejerciéndola. Todo comercio lícito puede ser santificado por el evangelio a los fines más nobles. Vayamos a la Biblia, y encontraremos las formas más humildes de trabajo relacionadas con los actos más atrevidos de fe, o con personas cuyas vidas han sido ilustres y ejemplos de santidad. 

Por lo tanto, no estés descontento con tu llamado. Todo lo que Dios ha hecho por ponerte en esa posición, o en ese trabajo, es porque desea que des frutos allí. Permite que tu primer cuidado sea glorificar a Dios hasta el máximo allí donde estás. Llena tu espacio actual con alabanza, y si Él te necesita en otro lugar, te lo mostrará. ¡Glorifica a Dios en donde estés!

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