domingo, 9 de julio de 2017

LUZ Y SALVACIÓN



Salmos 27:1
"Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?"


"El Señor es mi luz y mi salvación". Aquí está el interés personal: "mi luz", "mi salvación". El alma está segura de ello, y por lo tanto lo declara con valentía. En el alma en el nuevo nacimiento la luz divina se vierte como el precursor de la salvación... Donde no hay luz suficiente para revelar nuestra propia oscuridad y para hacernos anhelar al Señor Jesús, no hay evidencia de salvación. Después de la conversión nuestro Dios es nuestro gozo, consuelo, guía, maestro, y en todos los sentidos nuestra luz: Él es la luz interior, la luz alrededor, la luz reflejada de nosotros y la luz que se nos revelará. 


Nota que no se dice simplemente que el Señor da luz, sino que Él es luz; Ni que Él da la salvación, sino que Él es salvación. Entonces, todo aquel que por fe se ha acercado a Dios, tiene todas las bendiciones del pacto en su posesión. Esto nos lleva a lo siguiente: "¿A quién temeré?" Una pregunta que da su propia respuesta. Los poderes de las tinieblas no deben ser temidos, porque el Señor, nuestra luz, los destruye, y la condenación del infierno no debe ser temida por nosotros, porque el Señor es nuestra salvación. 

Este es un desafío muy diferente al del jactancioso Goliat, porque no descansa en el poder presumido de un brazo de carne, sino en el poder real del omnipotente YO SOY. "El Señor es la fortaleza de mi vida". Aquí hay un tercer epíteto brillante, para demostrar que la esperanza del escritor fue fijada con una cuerda triple que no podía romperse. Podemos acumular términos de alabanza donde el Señor prodiga obras de gracia. Nuestra vida deriva toda su fuerza de Dios, y si se digna hacernos fuertes, no podemos ser debilitados por todas las maquinaciones del adversario. 

"¿De quién tendré miedo?" La audaz pregunta mira tanto al futuro como al presente. "Si Dios es por nosotros", ¿quién puede estar en contra de nosotros, ahora o en el tiempo venidero? ¡Aleluya!

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