Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 3 de octubre de 2017
AL LLEGAR A JESÚS
Juan 6:37
"Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera."
Esta declaración implica una verdad importante: hay algunos que el Padre dio a Cristo. Se trata de la doctrina de la llamada eficaz: los que son dados deben venir y vendrán. Sin embargo, ellos pueden ponerse contra Dios, aún cuando hayan sido sacados de las tinieblas a la luz maravillosa de Dios. Esto nos enseña la indispensable necesidad de la fe, porque aun los que son dados a Cristo no son salvos si desprecian el regalo de gracia y perdón. Incluso deben venir, porque no hay otro camino al cielo sino por la puerta, Cristo Jesús. Todo lo que el Padre da a nuestro Redentor debe venir a Él, por lo tanto, ninguno puede llegar al cielo sino viniendo a Cristo.
¡Oh! El poder y la majestad que descansan en las palabras "vendrá". No dice que tienen poder para venir, ni pueden venir si quieren, sino que ellos "vendrán". El Señor Jesús, por medio de sus mensajeros, su palabra y su Espíritu, obliga dulcemente a los hombres a entrar para que coman de su cena de bodas. Y esto lo hace, no por ninguna violación de la libertad del hombre, sino por el poder de su gracia. Puede ejercer poder sobre la voluntad de otro hombre, y sin embargo la voluntad del otro puede ser perfectamente libre, porque la restricción se ejerce de acuerdo con las leyes de la mente humana.
Pero, ¿cómo serán conocidos aquellos a quienes Dios ha escogido? Por este resultado, aceptan con gozo a Cristo y acuden a Él con fe sencilla, apoyándose en Él como toda su salvación y todo su deseo. Lector, ¿has venido así a Jesús?
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