lunes, 9 de octubre de 2017

BENDICIÓN DE DIOS



Salmos 65:11
"Tú coronas el año con tus bienes,
Y tus nubes destilan grosura."


Todo el año, cada hora de cada día, Dios nos bendice ricamente; tanto cuando dormimos como cuando despertamos su misericordia nos espera. El sol puede dejarnos un legado de oscuridad cuando se oculta, pero nuestro Dios no cesa de brillar sobre sus hijos con luces de amor. Como un río, su misericordia siempre fluye, con una plenitud inagotable como su propia naturaleza. 


Como la atmósfera que rodea constantemente a la tierra y está siempre dispuesta a sostener la vida del hombre, la benevolencia de Dios rodea a todas sus criaturas; en ella, como en su elemento, viven, se mueven y tienen su ser. Sin embargo, como el sol en los días de verano nos alegra con rayos más cálidos y brillantes que en otras épocas, y como los ríos están en ciertas estaciones hinchadas por la lluvia y como la propia atmósfera está a veces llena de más frescas, influencias que hasta ahora, así es con la misericordia de Dios: Tiene sus horas doradas; sus días de desbordamiento, cuando el Señor magnifica su gracia delante de los hijos de los hombres. 

Entre las bendiciones de los nacientes manantiales, los días felices de la cosecha son una temporada especial de excesivo favor. Es en la gloria del otoño que los dones maduros de la providencia se abonan abundantemente; es la estación suave de la realización, mientras que todo antes era solamente esperanza y expectativa. Grande es la alegría de la cosecha. Felices los segadores que llenan sus brazos con la liberalidad del cielo. 

El Salmista nos dice que la cosecha es la coronación del año. Sin duda, estas misericordias exigen coronar la acción de gracias. Hagámoslo con las emociones interiores de gratitud. Que nuestro corazón estalle en adoración; que nuestros espíritus recuerden, mediten y piensen en esta bondad del Señor. 

Alabémosle con nuestros labios y glorifiquemos su nombre, de cuyo amor fluye toda esta bondad. Glorifiquemos a Dios al entregar nuestros dones a su causa. Una prueba práctica de nuestra gratitud es una ofrenda especial al Señor de la cosecha.

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