martes, 17 de octubre de 2017

NO ACOMODARNOS



Números 32:6
"Y respondió Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: ¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí?"


Los rubenitas y gaditas querían conquistar la tierra que les pertenecía y luego dejar a sus hermanos a que lucharan por su cuenta. Esto pasa aún en nuestros días. Nosotros hemos recibido mucho por medio de los esfuerzos y los sufrimientos de los santos en años pasados, y si no hacemos algún regreso a la iglesia de Cristo, dándole nuestras mejores energías, somos indignos de estar inscritos en sus filas. 


El Maestro de la viña dice: "¿Por qué permanecéis aquí ociosos todo el día?" ¿Cuál es la excusa del loco? El servicio personal de Jesús se convierte en el deber de todos porque es alegre y abundantemente prestado por algunos. Los trabajos de misioneros devotos y de ministros fervientes nos avergüenzan si nos quedamos inmóviles en la indolencia. La tentación de los que se sienten cómodos en Sión es la tentación de escapar de la prueba; a ellos la pregunta para la meditación de esta tarde es muy aplicable. Si los más preciosos son probados en el fuego, ¿debemos escapar del crisol? Si el diamante tiene que ser molestado en la rueda, ¿debemos ser perfeccionados sin sufrir? ¿Quién ha ordenado al viento que deje de soplar porque nuestra corteza está en el abismo? ¿Por qué y por qué debemos ser tratados mejor que nuestro Señor? 

El primogénito sintió la vara, ¿y por qué no los hermanos más jóvenes? Es un orgullo cobarde el capaz de elegir una almohada suave y un sofá de seda para un soldado de la cruz. Más sabio es el que, siendo primero resignado a la voluntad divina, crece por la energía de la gracia para complacerse con ella, y así aprende a recoger los lirios en el pie de la cruz, y, como Sansón, a encontrar miel en el león. ¡Pongamos nuestros talentos a disposición del servicio de Dios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario