Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 22 de octubre de 2017
TELAS DE ARAÑA
Isaías 59:5
"Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren, saldrán víboras."
Observa una telaraña de la araña y ve en ella un cuadro muy sugerente de la religión del hipócrita. Está destinado a atrapar a su presa: la araña se engorda en moscas, y el fariseo tiene su recompensa. Las personas imprudentes son atrapadas fácilmente por las palabras de estos pretendientes, e incluso los más juiciosos no siempre pueden escapar. Felipe bautizó a Simón el Mago, cuya breve declaración de fe fue tan pronto explotada por la severa reprensión de Pedro.
La costumbre, la reputación, la alabanza, el avance, y otras moscas, son el pequeño juego que los hipócritas toman en sus redes. La tela de una araña es una maravilla de habilidad: al mirarla es inevitable "admirar" las astutas artimañas del cazador. ¿No es igualmente maravillosa la religión de un engañador? ¿Cómo se hace tan descarada una mentira que parece ser una verdad? La tela de una araña proviene de todos los intestinos de la criatura. La abeja recoge su cera de las flores, la araña no chupa las flores, y sin embargo ella gira su material a cualquier longitud. Así también los hipócritas encuentran su confianza y esperanza dentro de sí mismos; su ancla fue forjada en su propio yunque, y su cable torcido por sus propias manos. Ellos ponen sus propios cimientos, y cortan las columnas de su propia casa, despreciando ser deudores de la soberana gracia de Dios. Pero la tela de una araña es muy frágil. Es curiosamente forjada, pero no permanentemente manufacturada. No es rival para la escoba del criado, ni para el personal del viajero.
El hipócrita no necesita ninguna batería de alta potencia para hacer volar su esperanza en pedazos, una simple bocanada de viento lo hará. Las telarañas hipocríticas pronto caerán cuando Dios comienza su trabajo de purificación. Lo cual nos recuerda un pensamiento más, a saber, que tales telarañas no deben ser soportadas en la casa del Señor: Él se encargará de que ellas y los que las hagan serán destruidos para siempre.
Oh alma mía, descansa en algo mejor que la tela de una araña. Que el Señor Jesús tu eterno escondite, así sea.
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