lunes, 2 de octubre de 2017

SIEMPRE CONMIGO



Salmos 73:23
"Con todo, yo siempre estuve contigo;
Me tomaste de la mano derecha."

"Sin embargo". Como si, a pesar de toda la estupidez e ignorancia que David había estado confesando a Dios, ni un ápice fuera castigado, sino por el contrario, salvo y aceptado, y que la bendición de estar constantemente en el corazón de Dios Su presencia era indudablemente una verdad en la vida del pecador. Con plena conciencia de su propia identidad perdida y del engaño y vileza de su naturaleza, sin embargo, por un glorioso arrebato de fe, canta "sin embargo, yo siempre estuve contigo". 


Creyente, también nosotros estamos obligados a entrar en la confesión y el reconocimiento de nuestras faltas, y esforzarnos en el mismo espíritu para decir "sin embargo, puesto que pertenezco a Cristo, yo estoy continuamente con Dios". Continuamente delante de su ojo, siempre estamos en su área de visión, nuestro guardián no duerme sino que vigila perpetuamente nuestro bienestar. Continuamente estamos en su mano, para que nadie nos pueda arrancar de allí. Continuamente en su corazón, llevado allí como un memorial, así como el sumo sacerdote llevaba los nombres de las doce tribus sobre su corazón para siempre. 

Siempre piensas en mí, oh Dios. Las entrañas de tu amor anhelan continuamente ir hacia mí. Siempre estás haciendo que la providencia funcione para mi bien. Tú me pusiste como un sello en tu brazo. Tu amor es fuerte como la muerte, muchas aguas no pueden apagarla. Ni las inundaciones lo ahogan. ¡Sorprendente gracia! Tú me ves en Cristo, y aunque muchas veces yo me aborrezco, me ves vestido con vestiduras de Cristo, y lavado en su sangre, y así me acepto en tu presencia. 

Así estoy continuamente en tu favor - "continuamente contigo". Aquí está la comodidad para el alma probada y afligida. No importa lo malo que me pase, no importa lo mucho que sufra... "Sin embargo, yo estoy continuamente contigo". Aleluya

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