Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 26 de octubre de 2017
CRISTO, NUESTRA VIDA
Colosenses 3:4
"Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria."
La siguiente expresión Pablo indica que Cristo es la fuente de nuestra vida: "Tú has vivificado a los que estaban muertos en delitos y pecados". Esa misma voz que sacó a Lázaro del sepulcro nos elevó a la novedad de la vida. Él es ahora la sustancia de nuestra vida espiritual. Es por su vida que vivimos; Él está en nosotros, la esperanza de la gloria, la primavera de nuestras acciones, el pensamiento central que mueve cada otro pensamiento.
Cristo es el sustento de nuestra vida. ¿De qué puede alimentarse el cristiano sino la carne y la sangre de Jesús? "Este es el pan que desciende del cielo, para que el hombre coma de Él, y no muera". ¡Oh, peregrinos hambrientos en este desierto de pecado, nunca obtenemos un bocado para satisfacer el hambre espiritual, a menos que lo encontremos en Él! Cristo es el consuelo de nuestra vida. Todas nuestras alegrías verdaderas vienen de Él; y en tiempos de angustia, Su presencia es nuestro consuelo. No hay nada que valga la pena vivir sino Él; ¡y su misericordia es mejor que la vida!
Cristo es el objeto de nuestra vida. A medida que avanza el barco hacia el puerto, el creyente se dirige hacia el refugio del seno de su Salvador. Cristo es el ejemplo de nuestra vida. Lo pondremos ante nosotros como nuestro Divino ejemplar, y trataremos de seguir sus huellas, hasta que se convierta en la corona de nuestra vida en gloria. ¡Oh! qué tan seguro, qué honrado, cuán feliz es el cristiano, ya que Cristo es Su vida!
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