sábado, 28 de octubre de 2017

NOSTALGIA



Job 29:2
"¡Quién me volviese como en los meses pasados,
Como en los días en que Dios me guardaba...!"


Numerosos cristianos pueden ver el pasado con placer, pero miran el presente con insatisfacción; tienden a pensar que todo lo presente es malo y todo lo de antes es bueno. Viven de recuerdos. Se quejan de que han perdido sus alegrías, o de que no tienen paz, o de que no gozan de los medios de la gracia, o de que la conciencia no es tan tierna, o de que no tienen tanto celo por la gloria de Dios... 


Las causas de este triste estado de cosas son múltiples. Puede surgir a través de un descuido comparativo de la oración, porque un armario descuidado es el comienzo de todo declive espiritual. O puede ser el resultado de la idolatría. El corazón ha estado ocupado con otra cosa, más que con Dios; los afectos se han puesto sobre las cosas de la tierra, en lugar de las cosas del cielo. Un Dios celoso no se contentará con un corazón dividido; debe ser amado primero y mejor. 

A raíz de esto, puede que retire el sol de Su presencia de un corazón frío y vagabundo. O la causa se puede encontrar en la confianza en uno mismo y la rectitud de sí mismo. El orgullo está ocupando el centro del corazón, y el "yo" es exaltado en vez de estar glorificando a Dios. Cristiano, si no eres ahora como tú "fuiste en meses pasados", no te quedes satisfecho con el deseo de un retorno de la felicidad anterior, sino que debes ir de inmediato a buscar a tu Maestro, y cuéntale tu triste estado. 

Pide su gracia y fortaleza, para que te ayude a caminar más cerca de Él; humíllate delante de Él, y te levantará. No te sientes para suspirar y lamentarte; toma la decisión y vuelve de donde has salido. No hay mejor lamento que el que provoca un cambio drástico de estado. ¡Vamos, volvamos a Dios!

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