viernes, 13 de octubre de 2017

SÁNANOS



Lucas 8:42
"Porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo.
Y mientras iba, la multitud le oprimía..."


Jesús está pasando por la multitud a la casa de Jairo, para levantar la hija muerta del centurión; pero es tan profuso en la bondad que hace otro milagro mientras está en el camino. Mientras aún esta vara de Aarón lleva la flor de una maravilla inabarcada, da los almendros maduros de una obra perfecta de misericordia. Para nosotros, basta que un árbol dé una clase de fruto, y que un hombre cumpla su propio llamado. Pero nuestro Maestro no conoce límite de poder ni frontera de misión. Es tan prolífico de gracia, que como el sol que brilla mientras rueda hacia adelante en su órbita, su camino es radiante de bondad amorosa. 


Es una flecha rápida del amor, que no sólo alcanza su objetivo ordenado, sino que perfuma el aire por el que vuela. La virtud está cada vez más saliendo de Jesús, como los dulces olores exhalan de las flores; y siempre será emanada de él, como el agua de una fuente chispeante. ¡Qué aliento tan agradable nos da esta verdad! Si nuestro Señor está tan dispuesto a sanar a los enfermos y bendecir a los necesitados, entonces, mi alma, no tardes en ponerte en su camino, para que pueda sonreír sobre ti. No te demores en preguntar, si Él es tan abundante en otorgar. Presta atención a su palabra ahora, y en todo tiempo, para que Jesús hable a través de ella a tu corazón. 

Donde se encuentre allí, haz tu campamento, para que puedas obtener su bendición. Cuando esté presente para sanar, ¿no te sanará? Pero ahora está presente, porque siempre llega a los corazones que lo necesitan. ¿Y no lo necesitas? ¡Ah, él sabe cuánto! Hijo de David, vuelve tu ojo y mira la aflicción que ahora nos invada, y sánanos, y sálvanos. Así sea mi Señor.

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