domingo, 15 de octubre de 2017

PLAGAS



Hageo 2:17
"Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová."


¡Qué destructivo es el granizo a las cosechas, golpeando el grano precioso en el suelo! ¡Cuán agradecidos deberíamos ser cuando el maíz se libra de una ruina tan terrible! Ofrezcamos al Señor acción de gracias cuando nos enteremos de tantas plagas que nos libra. Aún más a temer son aquellos misteriosos destructores - gusanos, óxido y moho. Éstos convierten el fruto en una masa de hollín, o la hacen pútrida, o secan el grano, y todo de una manera tan fuera de todo control humano que el granjero se ve obligado a gritar, "Este es el dedo de Dios". 


Innumerables hongos minuciosos causan el mal, y si no fuera por la bondad de Dios, el jinete del caballo negro pronto dispersaría el hambre sobre la tierra. La misericordia infinita evita que la comida de los hombres se pudra, pero en vista de los agentes activos que están listos para destruir la cosecha, con razón se nos enseña a orar: "Danos hoy nuestro pan de cada día". La maldición está afuera; tenemos necesidad constante de la bendición. Cuando el tizón y el moho llegan, debemos darnos cuenta que es un llamado de atención, e intentar cambiar de rumbo.


Espiritualmente, el moho no es un mal común. Cuando nuestro trabajo es más prometedor esta plaga aparece. Esperábamos muchas conversiones, ¡y he aquí! una apatía general, una mundana abundancia, o una cruel dureza de corazón! No puede haber pecado abierto en aquellos por quienes estamos trabajando, pero hay una deficiencia de la sinceridad y la decisión tristemente decepcionante que se opone nuestros deseos.


El orgullo espiritual o la pereza pronto traerán sobre nosotros el terrible mal, y sólo el Señor de la cosecha puede quitarlo. El moho puede incluso atacar nuestros propios corazones, y marchitar nuestras oraciones y ejercicios religiosos. Que el gran Señor pueda evitar una calamidad tan grave. Brilla, bendito Sol de Justicia, y aleja todas estas plagas espirituales de nosotros, en el nombre de Jesús, amén.

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