Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 29 de octubre de 2017
CONSUELO
2 Tesalonicenses 2:16
"Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia..."
"Consuelo" Hay música en la palabra. Significa tantas cosas y supone un alto a los sufrimientos del alma. Era un gran honor para Bernabé ser llamado "hijo de consolación"; hubo alguien más que tuvo ese nombre: El Señor Jesús es "la consolación de Israel", el "Consuelo eterno".
¿Qué es este "consuelo eterno"? Incluye una sensación de pecado perdonado. Un cristiano ha recibido en su corazón el testimonio del Espíritu, que sus iniquidades se han puesto como una niebla, y sus transgresiones como una espesa nube. Si el pecado es perdonado, ¿no es un consuelo eterno? Después, el Señor da a su pueblo un sentido permanente de aceptación en Cristo. El cristiano sabe que Dios lo mira como estando en unión con Jesús. La unión con el Señor resucitado es un consuelo del orden más duradero; es, de hecho, eterno.
¿No hemos visto centenares de creyentes tan felices en la debilidad de la enfermedad como lo habrían sido en la fuerza de la salud floreciente? Aunque las flechas de la muerte nos atraviesen hasta el corazón, nuestro consuelo no muere, porque sabemos que el final no es en esta tieerra y porque sabemos quiénes somos en Cristo. Sí, un sentimiento de aceptación en el Amado es un consuelo eterno.
Además, el cristiano tiene una convicción de su seguridad. Dios ha prometido salvar a los que confían en Cristo: el cristiano confía en Cristo, y cree que Dios será tan bueno como su palabra, y lo salvará. Él siente que está seguro en virtud de su vinculación con la persona y la obra de Jesús. Si crees esto, también tu consuelo es eterno.
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