Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 5 de marzo de 2018
ARREPENTIMIENTO
2 Corintios 7:10
"Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte."
El luto genuino y espiritual por el pecado es obra del Espíritu de Dios. El arrepentimiento es una gran elección, de las primeras obras del Espíritu en nuestras vidas. Las perlas crecen naturalmente en las ostras, pero el arrepentimiento nunca se muestra de forma natural en los pecadores, excepto que la gracia divina lo ponga. Si tienes una partícula de rechazo real por el pecado, Dios debe habértela dado, porque las espinas de la naturaleza humana nunca produjeron un solo higo. "Lo que es nacido de la carne es carne".
Cuando nos arrepentimos del pecado, debemos tener un ojo puesto en el pecado y otro en la cruz, o será mejor aún si fijamos nuestros ojos en Cristo y vemos nuestras transgresiones solamente, a la luz de su amor.
La verdadera pena por el pecado es eminentemente práctica. Ningún hombre puede decir que odia el pecado, si vive en él. El arrepentimiento nos hace ver el mal del pecado, no meramente como una teoría, sino experimentalmente, como un niño quemado teme al fuego. Tendremos tanto miedo de él, como un hombre que ha sido detenido y robado últimamente tiene miedo del ladrón en la carretera; y lo rechazaremos, lo rechazaremos en todo, no en grandes cosas solamente, sino en pequeñas cosas, como los hombres huyen de las víboras pequeñas y de las grandes serpientes.
El verdadero luto por el pecado nos pondrá muy celosos de nuestra lengua, no sea que diga una palabra incorrecta; estaremos muy atentos a nuestras acciones diarias, no sea que ofendamos, y cada noche cerraremos el día con dolorosas confesiones de deficiencias, y cada mañana despertamos con ansiosas oraciones, que este día Dios nos sostendrá para que no podamos cometer pecado contra Él.
El arrepentimiento sincero es continuo. Los creyentes se arrepienten hasta el día de su muerte. Es un estilo de vida, todavía estamos atados a este cuerpo imperfecto, pero con la ayuda del Espíritu Santo, estaremos alertas contra el pecado, hasta que vivamos libre de él definitivamente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario