Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 30 de marzo de 2018
RUT
Rut 2:3
"Fue, pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec."
Rut había salido con la bendición de su madre, bajo el cuidado del Dios de su madre, a un trabajo humilde pero honorable, y la providencia de Dios la guiaba a cada paso. Poco sabía que en medio de las gavillas ella encontraría un marido, que él debería hacerla copropietaria de todas esas extensas hectáreas, y que ella, una pobre extranjera, debería convertirse en una de las progenitoras del gran Mesías.
Dios es muy bueno con aquellos que confían en Él y, a menudo, los sorprende sin esperar. Poco sabemos qué nos puede pasar mañana, pero este dulce hecho puede alegrarnos, lo bueno que Dios tiene para nosotros viene en el momento justo. El azar se ve desterrado de la fe de los cristianos, porque ven la mano de Dios en todo. Los eventos triviales de hoy o mañana pueden implicar consecuencias de mayor importancia. Oh Señor, haz las paces con tus siervos como lo hiciste con Rut.
¡Qué bendito sería si, al vagar en el campo de la meditación esta noche, nuestro destino fuera iluminar el lugar donde nuestro próximo pariente se revelará a nosotros! Oh Espíritu de Dios, guíanos a Él.
Este es un mundo cansado cuando Jesús está lejos, podríamos hacerlo mejor sin el sol y la luna que sin Él, ¡Pero cuán divinamente justas todas las cosas se vuelven en la gloria de su presencia! Nuestras almas conocen la virtud que mora en Jesús, y nunca pueden contentarse sin Él.
Esperaremos en oración esta noche hasta que nuestra vida sea esa parte del campo que pertenece a Jesús, ese momento donde Él se manifestará a nosotros.
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