Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 19 de marzo de 2018
¡CREZCAMOS!
Efesios 4:15
"...sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo."
Muchos cristianos permanecen atrofiados y empequeñecidos en lo espiritual, y tienden a presentar la misma apariencia año tras año. No se manifiesta en ellos ningún sentimiento avanzado y refinado. Existen pero no "crecen en Él en todas las cosas". ¿Deberíamos estar satisfechos de creer en Cristo y decir: "Estoy seguro", sin querer saber en nuestra propia experiencia más de la plenitud que se encuentra en Él?
No debería ser así; deberíamos, en el buen sentido de la palabra, codiciar para ser enriquecidos en el conocimiento de Jesús. Está muy bien cuidar los viñedos de otros, pero no debemos descuidar nuestro propio crecimiento y maduración espiritual. ¿Por qué siempre debería ser invierno en nuestros corazones? Si queremos madurar en gracia, debemos vivir cerca de Jesús, en su presencia, madurados por la luz del sol de sus sonrisas. Debemos mantener una dulce comunión con Él. Debemos dejar la vista distante de su rostro y acercarnos, como lo hizo Juan, y apoyar nuestra cabeza sobre su pecho; entonces nos encontraremos avanzando en santidad, en amor, en fe, en esperanza, sí, en todo don precioso.
Como el sol sale primero en las cimas de las montañas y las dora con su luz, y presenta una de las vistas más encantadoras para el ojo del viajero; así es una de las más deliciosas contemplaciones en el mundo ver el resplandor de la luz del Espíritu en la cabeza de algún santo, que se ha elevado en estatura espiritual, como Saúl, por encima de sus compañeros... hermoso es ver a alguien que refleja los rayos del Sol de Justicia, y lleva el brillo de Dios en lo alto para que todos lo vean y lo glorifiquen. ¡Seamos así!
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