Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 9 de marzo de 2018
CUANDO SE MANIFIESTE...
Malaquías 3:2
"¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores."
Su primera aparición fue sin pompa externa o demostración de poder, y sin embargo, en verdad, eran pocos los que podían soportar su poder y su autoridad. Herodes y toda Jerusalén con él se conmovieron ante la noticia del nacimiento maravilloso. Aquellos que supuestamente lo estaban esperando, mostraron la falacia de sus profesiones al rechazarlo cuando Él vino. Su vida en la tierra provocó un abanico de reacciones, y probó el gran montón de supuesta gente religiosa, pero pocos pudieron soportar el proceso
¿Cómo será su segunda venida? ¿Qué pecador puede soportar pensar en eso? "Golpeará la tierra con la vara de su boca, y con el aliento de sus labios matará al impío". Cuando en la noche de humillación les dijo a los soldados: "Yo soy", cayeron hacia atrás; ¿Cuál será el terror de sus enemigos cuando se revele más plenamente a sí mismo como el "Yo soy"? Su muerte sacudió la tierra y oscureció el cielo, ¿cuál será el espantoso esplendor de ese día en el cual, como Salvador viviente, convocará a los vivos y muertos ante Él?
¡Oh, que los terrores del Señor persuadan a los hombres a abandonar sus pecados y besar al Hijo para que no se enoje! Aunque es un cordero, aún es el león de la tribu de Judá, desgarrando la presa en pedazos; y aunque no rompa la caña cascada, romperá a sus enemigos con una vara de hierro, y los hará pedazos como un vaso de alfarero. Ninguno de sus enemigos soportará la tempestad de su ira, ni se esconderá del granizo de su indignación; pero su amada gente lavada con su sangre busca su aparición con alegría, y espera verla sin temor: para ellos se siente como refinador incluso ahora, y cuando los haya probado saldrán como oro.
Escudriñémonos esta mañana y aseguremos nuestro llamado y elección, de modo que la venida del Señor no cause en nuestra mente oscuros presentimientos. Que podamos desechar toda hipocresía, para ser hallados por Él sinceros y sin reprensión en el día de su aparición.
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