Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 24 de marzo de 2018
PADRE, HIJO, ESPÍRITU SANTO
Juan 16:15
"Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber."
Hay momentos en que todas las promesas y doctrinas de la Biblia no tienen efecto, a menos que una mano amable las aplique a nosotros. Estamos sedientos, pero demasiado débiles para arrastrarnos hasta el arroyo de agua. Cuando un soldado es herido en la batalla, le sirve de poco saber que hay personas en el hospital que pueden vendar sus heridas y medicinas allí para aliviar todos los dolores que ahora sufre: lo que necesita es ser llevado allá, para que se apliquen los remedios. Es así con nuestras almas, y para satisfacer esta necesidad, hay uno, el Espíritu de Verdad, que toma las cosas de Jesús y las aplica a nosotros.
No pienses que Cristo colocó sus alegrías en los estantes celestiales para que podamos subir a ellos por nosotros mismos. Oh Cristiano, si estás este día trabajando bajo profundas angustias, tu Padre no escribe promesas en un pozo, las promesas que ha escrito en la Palabra las escribirá nuevamente en tu corazón. Él manifestará su amor a ti, y por su bendito Espíritu, disipará tus preocupaciones y problemas.
Ten muy presente que es la prerrogativa de Dios limpiar toda lágrima del ojo de su pueblo. El buen samaritano no dijo: "Aquí está el vino, y aquí está el aceite para ti, sírvete"; de hecho, él mismo sirvió el aceite y el vino. Así que Jesús no solo te da el dulce vino de la promesa, sino que también sostiene el cáliz de oro en tus labios, y vierte la sangre de vida en tu boca. El peregrino pobre, enfermo y desgastado no solo se fortalece para caminar, sino que es llevado por las alas de las águilas.
¡Glorioso evangelio! que proporciona todo para los indefensos, que se acerca a nosotros cuando no podemos alcanzarlo, ¡nos da gracia antes de buscar la gracia! Aquí hay tanta gloria en la acción de dar como en el regalo. Bendito sea Dios, que nos ha dejado el Espíritu Santo para que nos lleve a Cristo.
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