miércoles, 7 de marzo de 2018

EL CONOCIMIENTO DE CRISTO



Filipenses 3:8
"Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo."


El conocimiento espiritual de Cristo será un conocimiento personal. No puedo conocer a Jesús a través de la relación de otra persona con Él. No, debo conocerlo yo mismo; debo conocerlo por mi propia cuenta. Será un conocimiento inteligente. Debo conocerlo, no en forma de sueños o a mi manera, sino como la Palabra lo revela. Debo conocer su naturaleza, divina y humana. 


Debo conocer sus labores, sus atributos, sus obras, su gloria, lo que no le agrada. Debo meditar en Él hasta que "comprenda con todos los santos lo que es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y conozca el amor de Cristo, que sobrepasa el conocimiento". Será un conocimiento afectuoso de Él; de hecho, si lo conozco del todo, debo amarlo. Una onza de conocimiento del corazón vale una tonelada de aprendizaje de cabeza. Nuestro conocimiento de Él será un conocimiento satisfactorio. Cuando conozca a mi Salvador, mi mente estará llena hasta el borde; sentiré que tengo aquello por lo que mi espíritu estaba jadeando. "Este es el pan del cual, si un hombre come, nunca tendrá hambre". Al mismo tiempo, será un conocimiento emocionante; cuanto más sepa de mi Bien amado, más querré saber. Cuanto más alto suba, más alto serán las cumbres que invitan a mis ansiosos pasos. Voy a querer más a medida que obtengo más. Como el tesoro del avaro, mi oro me hará codiciar más. 

Para concluir; este conocimiento de Cristo Jesús será uno muy feliz; de hecho, tan elevado, que a veces me llevará por encima de todas las pruebas, dudas y tristezas; porque arrojará sobre mí la inmortalidad del Salvador viviente, y me ceñirá con la faja dorada de su alegría eterna. 

Ven, alma mía, siéntate a los pies de Jesús y aprende de Él todo este día y cada día hasta que me vaya con Él.

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