viernes, 23 de marzo de 2018

DE PURA GRACIA...



Oseas 14:4
"Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos."


Esta oración es un cuerpo de divinidad en miniatura. El que entiende su significado es un teólogo, y aquel que puede sumergirse en su plenitud es un verdadero maestro en Israel. Es una condensación del glorioso mensaje de salvación que nos fue entregado en Cristo Jesús nuestro Redentor. El sentido depende de la palabra "gracia". Este es el camino glorioso, adecuado y divino por el cual el amor fluye del cielo a la tierra, un amor espontáneo fluyendo hacia aquellos que ni lo merecían, ni lo recibían ni lo buscaban. Es, de hecho, la única forma en que Dios puede amar tal como somos. 


El texto es un golpe mortal para todo tipo de esfuerzo humano: "Los amaré de pura gracia". Ahora, si hubiera alguna condición física necesaria en nosotros, entonces Él no nos amaría libremente; al menos, esto sería una mitigación y un inconveniente para la libertad de la misma. Pero está claro: "Pura gracia", es decir, libremente. 

Nos quejamos:
"Señor, mi corazón es tan duro"
"Te amaré de pura gracia" 
"Pero no siento mi necesidad de Cristo"
"No te amaré porque sientes esa necesidad, te amaré de pura gracia". 
"Pero no siento ese ablandamiento de espíritu que podría desear"... 

Recuerda, el ablandamiento del espíritu no es una condición, ya que no hay condiciones; el pacto de gracia no tiene condicionalidad alguna; para que nosotros sin ningún estado físico podamos aventurarnos sobre la promesa de Dios que nos fue hecha en Cristo Jesús, cuando dijo: "El que en Él cree, no es condenado". ¡Es una bendición saber que la gracia de Dios es gratuita para nosotros todo el tiempo, sin condiciones, sin preparación física, sin dinero y sin precio! 

"Los amaré de pura gracia". Estas palabras invitan a los reincidentes a regresar: de hecho, el texto fue escrito especialmente para ellos: "Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia". Seguramente la generosidad de la promesa romperá de inmediato tu corazón, y regresarás, y buscarás la cara de tu herido Padre. Así sea.

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