Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 6 de marzo de 2018
FUERTE ES COMO LA MUERTE EL AMOR...
Cantares 8:6
"Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el amor;
Duros como el Seol los celos;
Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama."
¿De quién es este amor que es tan poderoso como el conquistador de los monarcas, el destructor de la raza humana? ¿No sonaría como una sátira si se aplicara a mi amor pobre, débil y apenas vivo a Jesús mi Señor? Lo amo, y tal vez por su gracia, incluso podría morir por Él, pero en cuanto a mi amor en sí mismo, apenas puede soportar una burla, mucho menos una muerte cruel. Seguramente es el amor de mi Amado del que aquí se habla: el amor de Jesús, el inigualable amante de las almas.
Su amor fue de hecho más fuerte que la muerte más terrible, ya que soportó la prueba de la cruz triunfalmente. Fue una muerte prolongada, pero el amor sobrevivió al tormento; una muerte vergonzosa, pero el amor despreció la vergüenza; una muerte penal, pero el amor cargó con nuestras iniquidades; una muerte abandonada y solitaria, de la cual el Padre eterno escondió su rostro, pero el amor soportó la maldición y se glorió sobre todo. Nunca tal amor, nunca tal muerte. Fue un duelo desesperado, pero el amor aguantó todo, hasta sus palmas. ¿No te emocionas por la contemplación de tal afecto celestial? Sí, mi Señor, anhelo, deseo sentir tu amor ardiendo como un horno dentro de mí. Ven tú mismo y aviva el ardor de mi espíritu.
"Por cada gota de sangre carmesí así me hizo vivir, ¿por qué no tengo mil vidas para dar?" ¿Por qué debería dejar de amar a Jesús con un amor tan fuerte como la muerte? Se lo merece y lo deseo.
Los mártires sintieron tal amor, y ellos no eran más que carne y sangre, ¿por qué no yo? Lamentaron su debilidad y, sin embargo, por esa debilidad se hicieron fuertes. La gracia les dio toda su constancia inquebrantable, y existe la misma gracia para mí. Jesús, amante de mi alma, derramó tal amor, y quiero hacerlo por Él. ¡Así sea!
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