Lucas 24:38
"Pero Él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?"
"¿Por qué dices tú, oh Jacob, y hablas en Israel, mi camino está escondido del Señor, y mi juicio ha pasado de mi Dios?" El Señor cuida de todas las cosas, y las criaturas más alejadas también comparten en su providencia universal, pero su providencia particular está sobre sus santos. "El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen". "Preciosa a la vista del Señor es la muerte de sus santos". "Sabemos que todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios, a los que son llamados según su propósito". Dejemos el hecho de que, si bien es el Salvador de todos los hombres, es especialmente el Salvador de los que le creen, se animan y consuelan en Él.
Eres de su peculiar cuidado; su real tesoro que guarda como la niña de su ojo; su viña que cuida día y noche. "Los mismos cabellos de tu cabeza están todos contados". Deja que la idea de su amor especial hacia ti sea un analgésico espiritual, un remedio silencioso para tu aflicción: "Nunca te dejaré, ni te desampararé". Dios te dice eso tanto a ti como a cualquier santo de antaño. "No temas, yo soy tu escudo, y tu gran recompensa".
Perdemos mucho consuelo por el hábito de leer sus promesas para toda la iglesia, en lugar de llevarlas directamente a casa, de hacerlas personales. Creyente, capta la palabra divina con una fe personal y apropiada. Piensa que escuchas a Jesús decir: "He rogado por ti que tu fe no falte". Piensa que lo ves caminando sobre las aguas de tu problema, porque Él está allí, y está diciendo: "No temas, soy yo, no temas". ¡Oh, esas dulces palabras de Cristo!
Que el Espíritu Santo te haga sentir que te lo han dicho; olvida a los demás por un tiempo. Acepta la voz de Jesús que se dirige sólamente a tí... y descansa en Él.
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